El verano es una época idónea para dedicar tiempo a la fotografía nocturna. Además de disfrutar de una mayor duración de los días, el clima es más benigno y hace posible prolongar las sesiones durante todo el día sin temor al frío o a que las inclemencias del tiempo hagan que acabemos pasados por agua. Además de tener más luz durante el día, la noche también ofrece muy buenas posibilidades para usar nuestra cámara de fotos.
Esta mezcla de temperaturas agradables y tiempo libre hace posible que sea más fácil pasar una velada despierto en busca de fotografías nocturnas donde la noche sea la protagonista. Algo que no siempre es posible el resto del año.