Los ordenadores para jugar están de moda. Llevan estándolo desde hace ya algunos años, de hecho. Hay vida más allá de las consolas, especialmente si pensamos que una consola tiene un ciclo de vida de muchos años, por lo que la tecnología que en su día era puntera va perdiendo vigencia progresivamente si se compara con la tecnología que los fabricantes de procesadores, periféricos o tarjetas gráficas van lanzando al mercado.
El incremento de rendimiento de un PC frente a una consola es notable en algunos casos, ya sea en la parte del almacenamiento, del procesador o de los gráficos, por no hablar de los avances en tecnologías de pantallas, conectividad o las tecnologías de refrigeración. Además, en la ecuación se han introducido de pleno derecho los portátiles. La razón estriba en que en los portátiles es posible encontrar características y rendimiento comparables a los de los equipos de sobremesa.