La miniaturización es una constante en el mundo del videojuego. Durante décadas ha sido una razón de éxito: a cada consola le seguirá una versión algo más ligera, delgada y con un consumo energético más eficiente.
Nintendo ha hecho de esta tradición un arte, logrando un éxito masivo con sus NES y SNES mini, dos consolas clásicas que hacen las delicias no sólo de nostálgicos sino también de nuevos jugadores que buscan descubrir cómo era el mundo del videojuego cuando ellos aún no habían nacido. Porque no todo va a ser ‘Fortnite’.