El transporte en bicicleta está popularizándose en todo el mundo. Hace años, antes de que los coches se hicieran asequibles y estuvieran al alcance de todos los usuarios, la bicicleta se usaba de un modo habitual, pero durante algunas décadas cayó en desuso en favor de la movilidad basada en el petróleo.
Ahora, vuelve a tener su momento, siendo adoptada tanto para hacer deporte como para la movilidad urbana gracias a sus bondades para el medio ambiente, la salud o el tráfico. Al mismo tiempo, proliferan los accesorios diseñados específicamente para mejorar su uso deportivo, lúdico, como medio de transporte o para mejorar su seguridad, y los tecnológicos están empezando a tener un protagonismo muy relevante a medida que se abaratan y se emplean componentes tales como los GPS o sensores para monitorizar el uso de la bici.