Han pasado más de 100 años desde que se inventara la primera lavadora eléctrica, y más de medio siglo desde las primeras lavadoras automáticas. Podría argumentarse que, después de tantos años, las lavadoras no han cambiado tanto: total, siguen siendo un tambor con agua y jabón que da vueltas.
Y es verdad que su esencia no ha variado, pero, gracias a la tecnología, ahora las lavadoras más modernas pueden hacer cosas que nuestras viejas lavadoras no pueden más que envidiar.